Every New Yorker deserves basic workplace protections – but a racist vestige of the Jim Crow era is still alive and well in the farm business in our state.

Unlike other hourly workers, farm laborers are not entitled to overtime pay when they work more than 40 hours a week. The reason for this injustice lies in the initial creation of wage and overtime laws more than 80 years ago. These laws took a page from the Jim Crow south and denied overtime pay to agricultural workers and domestic workers because, at the time, most of them were Black.

Todos neoyorquinos merecen protecciones básicos en su lugar de trabajo, pero una ley antigua y racista de la era de Jim Crow todavía impacta la industria agrícola en nuestro estado.

A diferencia de otros trabajadores por hora, los trabajadores agrícolas no tienen derecho al pago de horas extra cuando trabajan más de 40 horas a la semana. Esta injusticia se remonta a la creación de leyes sobre salarios y horas extraordinarias hace más de 80 años. Estas leyes tomaron una página del sur de Jim Crow y negaron el pago de horas extra a los trabajadores agrícolas y domésticos porque, en ese momento, la mayoría de ellos eran negros.