Peter Thiel y sus aliados multimillonarios, junto con la administración Trump, le han declarado la guerra a los inmigrantes, los trabajadores, las personas que buscan atención médica reproductiva o de afirmación de género, y las personas que ejercen su derecho constitucional a la disidencia, incluyendo a quienes se oponen al fascismo.

El Founders Fund de Peter Thiel invirtió en Flock Safety, la empresa cuyos lectores automáticos de matrículas (ALPR) son adquiridos por la ciudad de San Diego por 2 millones de dólares al año, y que rastrean y graban las rutas de nuestros vehículos. Flock ha admitido que entregará nuestros datos a las autoridades federales si recibe una orden judicial. De hecho, Flock y el SDPD ya han entregado datos de la ciudad de San Diego al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), infringiendo las leyes estatales y locales y violando nuestro estatus de ciudad santuario. Flock ha incumplido repetidamente su promesa de "protección sin comprometer la privacidad" en ciudades de todo el país, incluyendo la nuestra, y persisten las preocupaciones sobre el sistema actual.

Por eso, trabajadores representados por el Consejo Laboral Imperial de San Diego, la Asociación de Enfermeras de California, el Sindicato AFT 1931, la UC AFT, la UAW 4811 y la Asociación de Profesores de la UC San Diego se han unido a más de treinta organizaciones comunitarias y 2000 sandieguinos para exigir la clausura total de estos lectores de matrículas.

¿Nos escucharán nuestros representantes demócratas electos y eliminarán una herramienta que seguramente se utilizará para apoyar el fascismo? Esperamos que sí. Nuestra democracia, la seguridad de nuestros vecinos inmigrantes y, en última instancia, la de todos, están en juego.